Insurreccionado el país y desconocido el Consejo de Regencia - pero no la soberanía de Fernando Vil - por la Junta Suprema del Nuevo Reino, se marcaron los dos partidos que se disputarían el predominio: el español y el americano o independiente. Y bien pronto asomaron las rivalidades de las soberanías pues, como la Junta de Santa Fe se apellidó Suprema del Reino, los patriotas de las diferentes provincias consideraron que las juntas provinciales eran tan supremas como aquélla. Este fue el principio generador del federalismo, que no solamente se extendió a la rivalidad de las provincias entre sí, sino también a la de los pueblos subalternos respecto de su capital.

CARTAGENA DE INDIAS
CARTAGENA DE INDIAS

La Junta de Gobierno de Carta-gena produjo, entonces, la primera división: Cartagena aspiraba a sobresalir y miraba como rival a Santa Fe; por esos motivos, la Junta dirigió a todas las provincias del Nuevo Reino un manifiesto (septiem-bre de 1810) en el cual las invitaba a elegir representantes a un Congreso General que debía constituirse, no como expresión de un sistema central, sino como órgano de un gobierno federativo que la Junta repu-taba como el mejor. Aspiraba Cartagena a que el congreso decidiera si convenía reconocer la Regencia española, en favor de la cual estaba aún su junta. La invitación se hacía para reunir el Congreso en Medellín.

 

Casi todas las juntas provinciales habían contestado afirmativamente la convocatoria de la Junta Suprema de Santa Fe, pero la actitud y el manifiesto de la de Cartagena impidieron la unidad en el gobierno, pues las provincias acogieron con entusiasmo la idea federal; muchas desistieron de enviar sus diputados a la capital del Reino, pero tampoco los mandaron a Medellín.

 

ANTONIO NARIÑO Y ÁLVAREZ DE CASAL
ANTONIO NARIÑO Y ÁLVAREZ DE CASAL

El manifiesto de la Junta de Cartagena calificaba la convocatoria de la Suprema de Santa Fe, como una medida tendiente a formar una junta central semejante a la de España, que atraería grandes males, siendo preferible esta-blecer, desde ahora, un go-bierno perfecto y federal, en el que se hallaran divididos los poderes pues sin esta división no podría existir la libertad. Los conceptos políticos de aquel documento no tuvieron la completa aceptación de los nombres pensadores entre los cuales se destaca la importante figura de don Antonio Nariño quien, a consecuencia de la revolución, ya estaba en libertad en Cartagena y quien refutó el mencionado manifiesto, haciendo notar la necesidad de contener la anarquía con un gobierno general, aun cuando fuera transitorio. La Junta de Santa Fe prohijó el escrito de Nariño y lo hizo imprimir, pero la división reinante no se detuvo.

3.- En diciembre de 1810, Nariño regresó a Santa Fe, de su prisión en Cartagena; criticó la actitud de los cartageneros de sabotear la reunión del Congreso y empezó a escribir sobre la defensa del estado unitario.

 

Por influencia suya, se empezó a hablar de Cundinamarca y no de la provincia de Santa Fe y, ya que no se pudo crear una constitución para todo el territorio, se propuso dictar una para la provincia de Cundinamarca.

 

En desarrollo de estos planes, se convocó la reunión de un “Colegio Electoral Constituyente de la provincia de Cundinamarca”, cuyos diputados fueron elegidos el 19 de febrero de 1811. El 27 de febrero, el Colegio declaró abolida la Junta Suprema.