La ausencia de los conspiradores en los sitios acordados podría explicarse por la desconfianza que produjo repetir un plan conspirativo que había sido debelado unos meses antes; por los rumores que corrían en la ciudad sobre el inminente estallido de un movimiento revolucionario; por el estado de alerta de la policía, que vigilaba las casas de los sospechosos; y por la inspiración partidista del movimiento y el abandono de las consignas sociales. 

El 15 de marzo, los rebeldes fueron alcanzados por los ejércitos del gobierno comandados por el general Rafael Reyes, quien había organizado varios contraataques en su marcha por Honda, Puerto Berrío, la Costa, Puente Nacional, Ocaña, Cáchira y Arboledas, para luego tomar la misma ruta del general Ruiz. 

La batalla de Enciso fue el último capítulo de la guerra. 

El General Reyes, con cerca de 3.000 soldados, derrotó a los rebeldes en un sangriento enfrentamiento que arrojó 1.005 muertos. 

El gran triunfador de la guerra fue Reyes. A su regreso a la capital, fue recibido como un héroe.