Los conservadores dirigidos por Julio Arboleda se levantaron en armas contra las nuevas leyes, argumentando que López expulsó a los jesuitas, por oponerse a las reformas. En Cundinamarca la rebelión conserva-dora fue dirigida por los hermanos Pastor y Mariano Ospina y para contenerla José Hilario López llamó a Melo, lo rehabilitó y ascendió a general, encontrando gran aceptación en la tropa y logrando derrotar a los sublevados de Guasca. Tras la derrota de la rebelión conservadora, estuvo desde el 13 de agosto de 1851 al frente del Montepío Militar y el 19 de junio de 1852 fue designado Comandante del Ejército en Cundinamarca”.

 

(“José María Melo” – Wikipedia, Internet: http://es.wikipedia.org /wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_Melo).

 

3.- El partido de los artesanos, denominado draconiano, ayudó también a elegir, en 1853, al sucesor de López, el liberal de izquierda José María Obando. Los liberales de derecha, decididos a frenar a las Sociedades Democráticas y partidarios de la libertad de importaciones, se aliaron con los conservadores y controlaron conjuntamente, tanto el Congreso, como las gobernaciones y muchas alcaldías. Pasaron entonces a buscar la renuncia del presidente. Le impusieron la firma de una nueva constitución que eliminaba al ejército nacional, dando el mayor poder a los estados federales, debilitando al Presidente y abriendo el camino a la libertad de importaciones.

 

Los días anteriores al 17 de abril fueron de gran agitación popular. Las conspiraciones de los dos bandos en pugna hacían inminente el enfrentamiento. Setecientos artesanos se armaron y ofrecieron apoyar a Obando, pero éste rehusó su apoyo que consideraba comprometedor. Melo quiso mediar en el conflicto, pero entonces el ejército y los artesanos, aquellos en uniforme de parada y éstos luciendo escarapelas con la consigna Vivan los artesanos y abajo los monopolios, formados en la Plaza de Bolívar, esperaban resultados y le ofrecieron respaldo decidido. Melo asumió entonces la grave responsabilidad de abolir la vigencia de la Constitución, cerrar el Congreso, detener a Obando y al vicepresidente José de Obaldía, y convocar al pueblo a defenderlo.

 

No tuvo mayor éxito. Excepto un par de victorias militares en Tíquiza y Zipaquirá, el equipo político-militar de Melo gobernó a la defensiva durante los ocho meses en que pudo resistir la presión de los partidos tradicionales que, enemigos ayer, se congregaron fácilmente para restablecer, con la Constitución, sus fueros y prerrogativas”.

 

“(Melo, José María” – Gustavo Vargas Martínez – Biografías. Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores – Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango.Internet: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ biografias/melojose.htm)

 

 

4.- El General Tomás Herrera había sido elegido designado a la presidencia de Colombia en 1854, cuando era miembro del Congreso Nacional. Al ser derrocado el presidente José María Obando el 17 de abril de ese año, el vicepresidente José de Obaldía se reunió con Herrera y otros personajes en la Legación de Estados Unidos para tratar de asumir el poder, ofreciéndole a Herrera la secretaría de guerra, nominación que el general rehusó por detentar su calidad de congresista. Días después logró Herrera burlar la custodia militar que el dictador Melo estableció a las salidas de Bogotá y salió con rumbo al norte del país. El 21 de abril llegó a Chocontá, en donde se declaró en ejercicio del poder ejecutivo como consecuencia de la manifestación que por escrito le hizo Obaldía de no haber logrado las condiciones para ejercer el gobierno.

 

Herrera designó al coronel Anselmo Pineda como secretario de gobierno encargado accidentalmente de las carteras de hacienda, guerra y relaciones exteriores. Herrera siguió su marcha y entró el 23 de abril a Tunja, gracias a que el coronel Reyes Patria venció a la guardia nacional apostada en la ciudad, y allí nombró al general Manuel María Franco como comandante del ejército y a Reyes Patria comandante de las provincias de Tunja y Tundama.

 

Franco logró conformar un ejército de 2.557 hombres, del cual fue segundo comandante el general Marcelo Buitrago y jefe de estado mayor el coronel José María Rojas Pinzón. Herrera salió con su ejército de Tunja a Nemocón, población a la que llegó el 19 de mayo, y en la que debía tomar una de dos decisiones: atacar la columna del coronel Manuel Jiménez apostada en Zipaquirá, o continuar la marcha hasta Honda para unirse a las fuerzas comandandas por el general Joaquín París.

 

Herrera tomó la decisión de atacar a Jiménez, dándose el 20 de mayo de 1854 la Batalla de Zipaquirá o desastre de Zipaquirá, en donde las fuerzas constitucionales fueron innecesariamente derrotadas. Al morir Franco, Herrera le entregó el comando del ejército al general Marcelo Buitrago, quien habiendo regresado al punto de partida de la batalla, procuró la salida de las tropas hacia Tunja, mientras que Herrera había tomado el rumbo contrario, para continuar con el plan original. Herrera llegó a Subachoque para llegar a Villeta por La Vega, mientras que el general París, enterado de lo sucedido en Zipaquirá, envió tropas en búsqueda de Herrera, quien al final alcanzó al municipio que pretendía, uniéndose a las tropas del senador Julio Arboleda Pombo.

 

Con el resplado del ejército de Arboleda, Herrera recompuso el gobierno designando a Ramón Matéus como secretario de guerra y relaciones exteriores, y a Pastor Ospina Rodríguez como secretario de lo interior y hacienda. Partió con un batallón para La Mesa por Bituima para unirse al general París pero no lo logró, teniendo que buscar alcanzar Ambalema por San Juan de Rioseco. En el puerto, nombró a Tomás Cipriano de Mosquera como comandante de Mompós, Panamá y la Costa y despachó instrucciones para que los gobernadores contrajeran créditos de acuerdo a lo que Mosquera requiriera. Luego salió para El Guamo en donde se le unió el general López y el gobernador de Cauca, con quienes partió para Purificación, donde se rumoraba le tenían preparada una conspiración. Allí nombró al general López comandante del ejército del Sur y al general París al frente de una división para el Alto Magdalena. Luego pudo Herrera llegar a Ibagué e instalar el poder ejecutivo, en donde expidió varios decretos destacándose entre otros el que convocó a los congresistas a iniciar sesiones el 20 de julio en Bogotá y que en caso de no poder hacerlo debían reunirse en Ibagué, y el que ordenó la suspensión del gobernador de Cartagena, Juan José Nieto.