I - GUERRA ENTRE CENTRALISTAS Y FEDERALISTAS

JOSÉ DE ACEVEDO Y GÓMEZ
JOSÉ DE ACEVEDO Y GÓMEZ

1.- El 20 de julio de 1810, estalló en Bogotá una revuelta que exigió y obtuvo la convocatoria de un cabildo abierto, el cual eligió por aclamación popular la “Junta de Gobierno Supremo del Reino” de Nueva Granada, con el Virrey Amar y Borbón como Presidente y José Miguel Pey y García de Andrade como Vicepresidente.

 

En el acta de constitución, redactada por José de Acevedo y Gómez, se reconocía a Fernando VII como soberano y se establecía el gobierno interino de la Junta, hasta tanto se expidiera la constitución que haría, de Nueva Granada, un estado independiente y federado a la nación española, en el marco de una monarquía constitucional.

 

El Virrey rehusó hacer parte de la Junta, fue encarcelado en Cartagena y tuvo que regresar a España. La Junta Suprema asumió, entonces, el gobierno; ignoró el Consejo de Regencia, aunque reconoció la autoridad de Fernando VII, y propuso el establecimiento de unas Cortes Generales y la constitución de un gobierno central, para lo cual convocó un congreso de todas las provincias.

 

JOSÉ MIGUEL PEY
JOSÉ MIGUEL PEY

 

El Acta del 20 de julio es realmente un Acta de Independencia: se reconoce a Fernando VII, pero de manera teórica, porque en la práctica se da un gobierno y se consigna la voluntad de convocar un congreso, de hacer una constitución y de sentar una patria.

 

El 25 de julio de 1810, José Miguel Pey, Alcalde de Santa Fe de Bogotá y Vicepresidente de la Junta Suprema, fue escogido por este organismo como su Presidente y permaneció en el cargo hasta el 27 de Febrero de 1811.

 

Pey de Andrade puede ser considerado como el primer jefe de estado de la nueva nación.

 

El 29 de julio de 1810, la Junta Suprema convocó “El Congreso General del Reino”, que tendría la misión de darle al territorio emancipado su primera Constitu-ción.

2.- Por haber sido Santa Fe el asiento de los altos poderes españoles, su ejemplo debía tener – y los tuvo - imitadores en todo el país. Los sucesos ocurridos a fines de 1810, realzados por la deposición del Virrey y de las demás autoridades coloniales, dan idea de la extensión del movimiento revolucionario.

 

Cartagena, Santa Marta, Antioquia, El Chocó, Socorro, Casanare, Neiva, Mariquita, Pamplona y Tunja establecieron, como la capital, juntas de gobierno independiente. En las cuatro últimas provincias apareció pronto la discordia pues algunos lugares pretendían depender de Santa Fe, inmediatamente, y otros constituir un gobierno particular.

 

La revolución no llegó a algunos puntos del país, pues la provincia de Riohacha y las del Istmo de Panamá permanecieron fieles a las autoridades españolas existentes. En el Sur, la revolución tuvo varias vicisitudes y, al final del año, el gobernador de Popayán, don Miguel Tacón, contuvo la revolución aprovechando las rivalidades de la capital con Cali y otros lugares del valle del Cauca y, apoyándose en las tropas que hizo venir de Pasto, disolvió la Junta Provisional de Seguridad e hizo inútil el esfuerzo de los patriotas para establecer una junta de gobierno en Popayán. Hacia fines de 1810, hubo en Santa Marta una contrarrevolución: el Gobernador disolvió la junta, constituyó otra a su antojo y desde entonces principió la resistencia de la ciudad al partido independiente.